CONTRAINDICACIONES DE LA CONTRACORRIENTE
Con lo de contracorriente me refiero a que voy a tirarme el mes de agosto metido en una oficina vacía en la que apenas suena el teléfono, no como todos ustedes, que evidentemente se encuentran tomando cañitas en chiringuitos frente al mar y desatendiendo su lectura de Trabajando (ahora más que nunca) con el vacío.
También me refiero a la intensa navegación por la güé que estoy teniendo, en estos días en que hasta el Público se llena de culos y tetas. Por cierto que he descubierto una herramienta muy interesante: Urtak. Se trata de una plataforma de encuestas instantáneas; uno cuelga preguntas que la gente responde, o contesta a las preguntas de los demás, o examina sesudamente los resultados. Está en beta con invitación, pero tras registrarte te la mandan en un par de horas. En fin, la respuesta webdosceriana a la quimera de medir la opinión pública.
Y también me refiero a lo que ando escuchando en el silencio de la oficina. Ya pasó el momento en que la electrónica asiática estaba de moda, pero prueben a bajarse la recopilación que se ha marcado el pez y escúchenla si se encuentran en una situación parecida a la mía. Un viaje psicotrónico por el Asia que hay en el interior de cada uno, una forma amable de introspección por una vez. En las inmensas salas del recuerdo en penumbra, como decía Gimferrer, resulta que huele a pachuli y hay un montón de chicas morenas bailando a lo Bollywood. Y eso a las diez de la mañana en el trabajo, que ya de noche y fumando cosas verdes tiene que ser como para no volver.
No, Joseda, no, no eres el único en esa situación, así que, cuando quieras, nos das un telefonazo y nos tomamos unas cañitas o nos presentas a tu nuevo vástago, o lo que sea.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Hache.
Yo sí estoy al otro lado, el de las cañas y los chiringuitos.
ResponderEliminarUn saludo
Yo aún no sé exactamente dónde estoy.
ResponderEliminarContinúo investigando. Ya os diré.