martes, 22 de enero de 2008

TRABAJANDO (PERO EN SERIO) CON EL VACÍO

En el exacto centro argumental y semántico de Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, el protagonista, Tooru Okada, se introduce en un profundo pozo de hormigón, y pasa allí muchas horas.

Desde luego, eso sí que es trabajar con el vacío.

En Guantánamo se utiliza la privación sensorial como forma de coacción para hacer colaborar a los internos. Por cierto, no hace falta ser muy rojo para poner tortura donde dice coacción y rehenes donde dice internos. Pero a lo que vamos: trabajo con el vacío, uso del vacío como herramienta con la que se espera obtener algo. ¿Qué? Más vacío, sin duda.

Ahora, en Inglaterra se están llevando a cabo una serie de experimentos que tratan de dilucidar los efectos en el ser humano de la oscuridad y el encierro. Échenle un vistazo si saben inglés e imagínense en esa situación. Sobre todo imagínense en esa situación. La parte que da más miedo es la que dice que, debido a que el cerebro tiende a generar sus propios estímulos en ausencia de ellos, muchos de los voluntarios sentían presencias junto a ellos.

Imagínense que un avanzado sistema de vigilancia, custodia e inmovilización, exactamente igual que el que opera en los corredores de la muerte, controla hasta los más mínimos pormenores de su día a día con el solo propósito de que usted no se suicide. Cosa que sus compañeros en su misma situación intentan doce veces al día.

Imagínense que es el vacío el que trabaja con ustedes. Buenas noches.

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