EL LÍMITE DE LA PROVINCIA
Empezaremos con las definiciones: la provincia es, evidentemente, Murcia. El límite es la raya que los provincianos no pueden cruzar, no vaya a ser que a/ se cabree el jefe o b/ pongamos en riesgo nuestra cómoda y cálida condición de provincianos. Todo esto viene a colación (qué diablos significará venir a colación) por el affaire Bassi, que está sacudiendo tanto el concepto de límite como el de provincia estos días.
Vaya por delante que yo no soy fan de Leo Bassi. Me parece una mutación perroflautesca-teatroenlacalle de Michael Moore, pero mucho más payaso y mucho menos documentado. Sin embargo, su espectáculo Bassibus tiene dos puntos a favor: el primero, que saca literalmente a la calle su propuesta, y el segundo, que liga espectáculo y política de una forma directa, no mediada. Y en virtud de esto, su presencia en un festival como Alter-Arte, que busca ante todo abrirse al ciudadano de a pie, tiene todo el sentido del mundo.
Contratado el espectáculo y programado como parte de este festival desde el mes de abril, el martes pasado el consejero de cultura, Pedro Alberto Cruz, decide eliminarlo del cartel. Según P.A.C. la coincidencia de Bassi en el calendario con el congreso regional del PP no tiene nada que ver, y le ofrece al italiano un cambio de fecha para más adelante, ya fuera del festival, siempre que detalle a la consejería el contenido exacto del Bassibus.
A continuación, el equipo directivo del festival dimite en pleno.
Acto seguido, un buen número de compañías teatrales locales emiten un comunicado en defensa de P.A.C. y en contra de Nelo Vila, el ya ex-director de Alter-Arte. Con lo que todo queda en casa, más concretamente debajo de la alfombra.
Y en ésas estamos. El propio Bassi lo cuenta también en su blog. Murcia, esa ciudad que cuenta con el único festival de música sostenible del mundo, y que trae a gente como Slavoj Žižek, todo tan oquei, oquei. Oh, la dulce música de la provincia.
Aquí, en medio de ningún sitio, estamos con otras cosas:
ResponderEliminarhttp://www.publico.es/151776/boadella/dirigira/teatros/madrilenos/canal/escorial
increíble, aunque no debería sorprendernos con la panda de paletos y corruptos que nos gobiernan... Por cierto, 11 millones de euros para crear empresas culturales? Pero de qué van? Tuve una experiencia con una empresa cultural y puedo decir lo que hacían con el dinero, aunque no aquí, tendrá que ser en privado...
ResponderEliminarEl lamentable mundo de la política, aún peor si cabe en nuestra querida tierra, ni siquiera creo que cambie en función del partido político.
ResponderEliminarPor cierto, me quedo con la frase de Bassi "la única verdadera satisfacción es el poder mirarse a un espejo sin apartar la mirada", ¿cuántos elementos de la clase política pueden hacer ese ejercicio?
ResponderEliminarEstá muy bien, compadre Rhodes (por Lou Rhodes, supongo), descreer de la clase política. Yo, por ejemplo, es ver un político por la tele, sea del partido que sea (incluso del mío), y empezar a colocar filtros a todo lo que dice para intentar depurar el mensaje final que quiere transmitir (que normalmente es cero). Lo que ocurre es que el pasotismo los alimenta tanto como el partidismo ciego: ni una cosa ni la otra los va a hacer cambiar en ningún sentido, no digamos ya dimitir. A esta gente hay que vigilarla y controlarla con todos los medios que uno tenga, porque cualquier otra actitud es, a la larga, colaboración.
ResponderEliminarSin miramientos: cuando un político exige que un artista diga exactamente qué va a hacer para darle el visto bueno o no, sólo se les puede llamar hijos de puta, porque ese es el primer paso para la censura gubernamental.
ResponderEliminarH.