lunes, 29 de octubre de 2007

EL EXACTO CONTRARIO DE UN ROLEX

Sobre estas líneas, el reloj de un servidor. Me lo compré el año pasado en una relojería de Sangonera la Verde y me costó cuatro euros. Casio lleva fabricándolos ininterrumpidamente desde 1989 y constituyen el modelo más económico de su ya económica gama, con lo que se pueden imaginar la cantidad de ellos que puede haber funcionando por el mundo.

El bicho es tan feo, tan ochentero, tan cuadrado y tan de plástico que a mí ha llegado un momento que me hace hasta gracia y estoy contento con él, a pesar de que atrasa aproximadamente un minuto por mes. No soy el único: créanlo o no, existe un foro oficial de este reloj en la web de Casio.

Pero la historia que les quería contar no tiene nada que ver con lo retro o lo chanante o lo aburrida que está la gente que monta un foro para hablar de este peluco, no. Es mucho más siniestro. Para muchas personas, secuestradas y encarceladas en Guantánamo, la posesión de este reloj es una prueba de cargo (ríanse si pueden) en el proceso (ríanse otra vez) abierto contra ellos.

No es una broma. Aunque muchas veces el fascismo lo parezca.

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