jueves, 23 de agosto de 2007

MIGUELITO x 2,75

He soñado que me abría la cabeza con la moto. Que se me quedaba la columna como un acordeón al chocar de frente contra una furgoneta que se saltaba un ceda. De este sueño he despertado muy tranquilo y agradecido: primero, claro, porque sólo era un sueño, y segundo porque he aprendido (pero aprendido del verbo aprender algo tras haberlo vivido) dos cosas fundamentales, que son las que quería compartir con ustedes esta tarde.

La primera es: que matarse en moto, si es de un golpe frontal, no duele.

La segunda es que sí es cierto eso de que en el instante en que te mueres toda tu vida desfila por tu cabeza. En el segundo que pasó entre que vi la furgoneta y me la comí pensé: Miguelito, Miguelito, Miguelí. Quod erat demonstrandum.

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