martes, 8 de mayo de 2007

DE CORTÁZAR A BERNERS-LEE

Según Cortázar, el sistema capitalista no es otra cosa que el afán obsesivo por vender papel. Para poder vender un trozo de cartón blanco y verde doblado en forma de caja, es necesario regalar aspirinas. Para conseguir que la gente se dé patadas en el culo por conseguir un par de papelitos lilas con puentes y vidrieras y el sello del BCE al mes, hay que formar una red global de puntos de venta de todo tipo de papel, amén de cientos de organismos reguladores, fuerzas de seguridad que impidan que nadie se quede con el papel del otro, edificios para resguardar el papel, innumerables mecanismos de distracción que nos impidan trazar los flujos de papel, etcétera etcétera. Estando en la oficina, no me resulta fácil perder de vista el poder del papel en nuestras sociedades:


(y pensar que ésta es la imagen que más veo, mein gott)

Con esta teoría en mente, agarren un periódico, hojéenlo, sientan su tacto entre los dedos. Ya verán cómo los artículos de Vidal Beneyto no les parecen tan heavy. Pero ah, señoras y señores. No todo es papel. Tras esta pantalla que miran en este momento, las cosas se hacen de otro material, such stuff / as dreams are made of, por ejemplo. Y no por casualidad. Gracias, míster, por abrir la puerta del mar.

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