martes, 29 de mayo de 2007

COFFEE AND CIGARETTES, THAT'S A COMBINATION!

A mí, de siempre, me gustan las cosas mezcladas. Las que no se mezclan también, a lo mejor, ya veremos, pero de entrada tengo reservas. Reduzcamos un poquito el nivel de abstracción y pensemos en el café con leche, y a continuación en la leche sola y el café solo. O mejor: en el sabor de la tónica sola, ese extraño brebaje, ese quieroynopuedo con burbujas, y a continuación en la ginebra sola, y a continuación, con trompetas, en la madre de todas las combinaciones: el gintónic. Mezclar no sólo es enriquecer, es crear. Todo en la vida es de alguna forma un ingrediente esperando a entrar en la combinación. Por no hablar de la gente.

No entiendo la poesía sino como un elemento ubicuo y diluido en todos los ámbitos de la vida, desde el amor hasta el trabajo. A la poesía no se va uno de excursión para tratar de sacar alguna foto. Ya está usted en ella. Cuando mira las nubes del cielo y cuando cocina una tortilla francesa. Aunque no le ponga orégano, la poesía no se puede sacar de la mezcla.

A lo mejor a alguien se le ocurre que estoy diciendo esto para justificar unos poemas de la experiencia obsoletos y horribles en los que aparezco yo bebiendo whiskies y acordándome de las bragas de mis primeras novias. A/ Ver poetas de la experiencia por todas partes también es un síntoma de la neurosis. B/ Léame, coño, que no van por ahí los tiros, hombre.

Con la política, digan por ahí lo que digan, pasa igual. Uno no deja de ser homo politicus tras las elecciones y vuelve a serlo en la próxima campaña. Las relaciones que cada cual entabla con el Poder, la reflexión e imaginación aplicadas sobre el modelo de sociedad que deseamos, la detección de situaciones de injusticia, el papel que se le atribuye al otro, y quiénes son para cada uno los nosotros y los otros no son cosas que uno ponga en suspenso entre elecciones y elecciones. Como tampoco debería cesar el debate social, si es que ha llegado en algún momento a empezar. Ni la toma de decisiones. A este deseo muchos lo llamamos democracia participativa. También parte de ese mismo principio: la política no es una instancia aislada de la vida humana, y forma parte en mayor o menor medida de todo lo que pensamos o decimos, de lo que compramos y de lo que compartimos.

Así que no me vengan con que la poesía y la política no se pueden mezclar. Tampoco se podía mezclar las peras con las manzanas y fíjense qué buena está la macedonia. Y si la última frase no contiene una bonita metáfora y una sutil proclama política en excelente maridaje que baje dios y lo vea.

2 comentarios:

  1. O si no que se lo digan a los ingleses, cuando a alguien se le ocurrió mezclar la gin con la quinina de la India, y salió esa maravillosa y sofisticada bebida que tantos saboreamos, el G&T. Todo son posibles.

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  2. Lástima de mí, que bebo café solo, llevo una temporada quitándole la coca al whisky y se he ma extaviado el bote del orégano.
    Me consuela al menos llevar en las venas una extraña mezcla peninsular que seguirá entremezclándose.
    ¿a quién se le ocurriría mezclar los huevos y las patatas? Maravilla del mestizaje.

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