miércoles, 8 de octubre de 2008

CRISTINA MORANO / LA MANERA DE RECOGERSE EL PELO

La manera de recogerse el pelo. Generación bloguer es el título de la nueva antología de poesía femenina que ha editado David González y va a aparecer próximamente en Bartleby. Recoge el poema de Cristina Morano que mencioné el otro día y que me puso (perdón por el chiste fácil) los pelos de punta. Hoy lo he recibido por emilio, con unas notas que clarifican muchas cosas, por ejemplo el título de la antología. Ahí va todo:

La manera de recogerse el pelo



Para Adriana Torres y la familia Ruiz-Funes



“La contabilidad macabra se refiere también a los despojos anatómicos o suntuarios de los sacrificados, aprovechados con fines crematísticos. Se utilizaron las cabelleras de treinta y dos mil mujeres para telas de butacas. Se vendieron las aplicaciones dentarias de oro. Se enajenaron los trajes de cien mil niños. Según balance de 3 de febrero de 1943, el campo tenía una reserva de 178 millones de reichmarks.”

Extracto del libro de contabilidad del campo de Auschwitz, citado por Mariano Ruiz-Funes
(ministro de Justicia con Azaña), en sus artículos de los años 50, en el exilio.



“No parece haber esencia en la manera de recogerse el pelo.”

Concha García





Iré a cortarme el pelo pronto

porque me llega por la cintura

y estoy cansada ya de cepillarlo,

lavarlo, darle brillo; total, para llevarlo

recogido o metido en un sombrero.

Mi madre lo verá y muy enfadada

lamentará mi pelo perdido, lacio y negro,

“así se lo cortaban a las pobres

reclusas en la guerra”, decían las abuelas.

Se lo cortaban por los piojos

y las melenas sanas las vendían

para hacer tela o trenzas para las Dolorosas;

y esto se repite en todos

los campos de concentración del mundo,

prisiones, sanatorios, en Auschwitz y en Polonia.



Es tan fácil cortar unos cabellos,

tan sencillo, hasta el aire los levanta

sin esfuerzo, la mínima tensión

los encanece.

Me he sentado

en la peluquería unos minutos

y sólo ha sido un baile de chasquidos,

un leve contoneo alrededor

de mi cabeza y ya soy otra.



¿Lo hicieron de igual modo entre los nazis?,

¿utilizaban un recogedor

para barrer el pelo o trasladaban

con mimo las oscuras madejas a los cestos

que luego eran vendidos

a tejedores y mueblistas?,

¿lo llevaban peinado y liso en trenzas

o enmarañado como burda lana?,

¿y a cuánto se vendía?.



Estaban tales cuentas en los libros del campo,

la contabilidad macabra de los sacrificados.

Quizás todos nosotros debiéramos leerlos

conocer esos números antes que los discursos,

saber que allí la muerte no fue sólo una infamia

sino también un rédito y un método,

que no sufría el presupuesto

de la nación por cámaras, ni por desplazamientos,

pues eran de valor las cabelleras,

la manera de recogerse el pelo

las mujeres, rapadas, de pie frente a los gases.



Y estaban nuestros nombres en las listas.

4 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. ups, no sé qué ha pasado... bueno, que quería decirte que me lo dejaron y leí (o escuché) tu MÚSICA PARA ASCENSORES y que me ha gustado muuuucho! gracias por tu apoyo...

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  3. Jo, pues qué decirte yo a ti, Déborah. Que me haces muy feliz y que me muero de ganas de pillarme todas esas antologías nuevas en que participas (en muchas con Cristina, por cierto). Así que bueno, sve najbolje y nos vemos por los bares (y en la Sexta).

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  4. Ese poema es fantástico. Me encantó cuando lo leí en el libro de Cristina, y me gustó volver a leerlo aquí. Felicito a David González por el buen gusto en la selección.

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