viernes, 3 de octubre de 2008

CRISTINA MORANO EN BACUS


Anoche fui a escuchar a esta mujer a la terraza de un bar, en un recital programado como satélite de la feria del libro. No había sonorización y el sitio quedaba justo al lado de un Telepizza, pero me (¿nos?) dio igual. Cristina tenía poemas nuevos y yo, de golpe, en medio del horror transmitido por la imagen de una cabellera que cae al suelo en un campo de concentración, me sentí rigurosamente feliz y rigurosamente privilegiado. No soy capaz de entrar a analizar esta felicidad de la que hablo, así que para qué intentarlo, pero añado: no sean tan tontos como para dejar escapar la ocasión de escuchar a Cristina Morano leer sus poemas frente a ustedes, al menos una vez cada equis. Porque entonces, si hay suerte y la noche quiere y tienen abiertos los oídos y el corazón, sabrán de lo que les hablo.

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