jueves, 21 de agosto de 2008

NUEVE NOVENTA

También me pasó tras la publicación de Quemando a los idiotas en las plazas: los poemas que he escrito estos últimos meses me han dejado mal sabor de boca, como a insistencia en los mismos patrones, mala autoimitación. Supongo que por eso dicen que después de cada libro hay que tomarse un buen descanso, pero yo no escribo poemas mediante ningún plan de trabajo, sino que los dejo fluir, así que lo dicho. Sin embargo, hoy me he encontrado un taco de papelitos y se me ha ocurrido una idea. Esto:

Las ventanitas miden exactamente 9,90x9,90. Apenas caben siete versos, como se puede apreciar. Forzar ese formato significa mover el contenido hacia lo conceptual o hacia lo minimalista, entendiendo este demasiado frecuente término como dios manda, es decir, como la eliminación del contexto y las ayudas de lectura, obligando al lector a componerlas solo. Las imágenes ganan importancia porque cabe poco más. Y claro, es todo mucho más difícil. Pero ya saben que el primer millón de palabras es solo para practicar.

1 comentario:

  1. Ahí está mi niño!!!! Venga, quema ya ese primer millón de pruebas y danos más poemas tuyos.

    Abrazos desde el horno que es esta región (la más pobre de España) a estas alturas de año.

    H.

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