NOTAS PARA UNA POÉTICA INCOMPLETA
Por supuesto, lo de "poética incompleta" es un pleonasmo, y también lo de las notas. Al mismo tiempo, desde un punto de vista, digamos, borgiano, la explicación íntegra de eso que llamamos poesía está en cualquier poema, o cualquier foto de Ouka Leele, digamos, o cualquier cuadro de Friedrich. El problema estaría en la traducción de ese objeto al idioma de las poéticas.
Queda claro entonces que el único recurso que nos queda en este campo consiste en dar palos de ciego. Que algunas veces suenan a contacto con hueso. Lo que quiero recoger en estas notas son dos parábolas que, al menos en mi opinión, dan en un hipotético hueso de un hipotético esqueleto que no nos es dado articular.
La primera parábola es prehistórica: un cazador-recolector se adelanta un poco de un grupo que marcha monte arriba, y llega el primero a la cima. Obtiene la visión de un valle fértil aún no hollado, rico en vegetación y en animales herbívoros. Vuelve al grupo y trata de comunicar esta experiencia, y lo que expresa no es un mensaje instrumental del tipo nuestras previsiones se han cumplido estimados colegas. Lo que expresa es la maravilla, una compleja instancia estética mezcla de asombro y felicidad. Es el origen del lenguaje y el mito admite variantes, como situarlo en el terror de una tormenta eléctrica o un incendio, o en el nacimiento de hijos, o en la muerte de alguien.
La segunda parábola es rigurosamente real: en el oscuro Sarajevo de 1994, un flaco estudiante de informática carga su pc en un carrito y sale vestido de negro a la noche de invierno. En el disco duro lleva mensajes que sus conciudadanos han escrito para sus familiares y amigos del otro lado del cerco. Se dirige al Holiday Inn, en plena Sniper Alley, para pedir a los periodistas unos minutos de conexión telefónica que le permitan enviar y recibir mensajes (en tiempos pre-Windows95, recordemos) a y desde diversas asociaciones de refugiados en el extranjero. Los francotiradores lo avistan en varias ocasiones y juegan con él: le agujerean el ordenador. Vuelve a su casa, lo arregla como puede y vuelve a salir. ¿Qué mueve sus pies de geek por entre las barricadas? ¿Qué energía convierte a un antihéroe corriente en este mensajero suicida vestido de negro?
No hay comentarios:
Publicar un comentario