lunes, 29 de octubre de 2007

ADVERSUS COCODRILOS


La mediocre La sabiduría de los cocodrilos contiene sin embargo algunas imágenes bonitas y sobre todo una preciosa fábula confuciana que paso a contarles por si no la vieron o no se acuerdan.

Le fue dado a Confucio visitar el infierno. Para su sorpresa, encontró un comedor elegante y en él una mesa primorosamente tendida, llena a rebosar de deliciosos manjares humeantes. A ella se sentaban los condenados, terriblemente hambrientos. Podían comer cuanto quisieran con una sola condición: que utilizasen los palillos. Los palillos, por desgracia, medían un metro y medio y el suplicio de los comensales estaba en saber que, aunque lo intentasen durante mil años, no podrían con ellos llevarse a los labios ni un solo bocado del banquete.

A continuación pudo Confucio visitar el paraíso, donde encontró un suntuoso comedor semejante al primero y en él una mesa tan repleta de delicias como la del infierno. A ella se sentaban a su vez los habitantes del cielo, sonrientes ante la comilona que estaban a punto de disfrutar. Sin embargo, también en el paraíso regía la misma norma que en el infierno, y no estaba permitido comer sin usar unos palillos gigantes, de metro y medio de largos. La única diferencia es que en el cielo se daban de comer unos a otros.

Qué gran poema hubiera escrito Brecht con esta fábula. Lo que entiendo por izquierda tiene raíces tan viejas como ésta. No está mal recorrer todo el camino de vez en cuando, aunque sólo sea para reírnos de los que piensan que la ley de la selva es universal o eterna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario