jueves, 2 de agosto de 2007

MANIFIESTO ISMOÍSTA


Parece que, según los abuelos de la RAE, esta sobreexplotada palabra mantiene su significado etimológico, que dado el sufijo -ismo vendría a denotar una sistematización o un empleo del sustantivo que haya delante. Sistematización, canalización del terror humano como si fuese un recurso natural, refinado del terror para convertirlo en combustible y uso del mismo en motores diseñados para extraer su energía potencial. Vaya tela.

Las palabras como ésta, que derivan de un sustantivo universal y primario al que se le ha añadido el (también sobreexplotado) -ismo me fascinan. Ojo, hablo de las que ismifican un elemento primario, no de las otras, tipo capitalismo, que suponen la sistematización de una sistematización. Pienso en egoísmo (¿el empleo del yo con unos fines determinados?), o en creacionismo, o en la de segundo grado cristianismo, que supone la sistematización de lo cristiano, que es a su vez una sistematización del pensamiento del señor Cristo. O en la insuperable nihilismo, que es en sí un contrasentido, porque no se puede organizar ni utilizar ni extraer sentido de la nada, o seguramente sí pero en negativo. O sobre todo en una, en realismo, que me plantea un enigma, porque seguramente es la más pretenciosa de todas, y al mismo tiempo la más absurda, la que implica una operación más desmesurada e inútil, del tipo beberse el Amazonas, o hilar la nieve. No sé qué poeta anónimo inventó aquello de ponerle puertas al mar, pero estaba hablando sin saberlo de los artistas realistas que, trabajando en realidad sobre la humilde convención, pretendían estar definiendo, utilizando, aprovechándose de la Realidad. Así como si tal cosa. De éste y del resto de los ismos conviene dudar, por lo menos, aunque sea difícil decir cualquier cosa sin estar fundando sin querer una docena de ellos.

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