SE ADMITEN SUGERENCIAS
Estoy trabajando en un poema en el que alguien, un ser extraño del que no sabemos gran cosa, oye un despertador y se queda tan fascinado que decide no volver a usar otro lenguaje que no sea el de los despertadores. Inicia así el largo aprendizaje de ese idioma, y tal vez una especie de peregrinación, en la que termina por desaparecer. El narrador, que no sabe qué fue de él, decide imaginar que tiene éxito en su búsqueda, y que consigue dominar el lenguaje, y que llega un momento en que los despertadores nuevos son programados para repetir sus poemas, cuyo significado es accesible para nosotros sólo en los segundos que separan el sueño y la vela.
Pequeñísima ayuda: Espero que el lenguaje que tenga que aprender no sea el del despertador gallo: "Despierta, kikiriquiiii, buenos días. Despierta, kikiriquiiiiiii, buenos días, Despierta, kikiriquiiii, buenos días. Despierta, kikiriquiiiiiii, buenos días. Despierta, kikiriquiiii, buenos días. Despierta, kikiriquiiiiiii, buenos días..."
ResponderEliminarPequeña sugerencia: los segundos antes del despertar (como en dalí)no escuchamos poemas, sino que se borran nuestros sueños, como si nos aconsejasen olvidar esa parte fundamental, como si el despertador fuese quien obligase a hacerlo.