viernes, 20 de julio de 2007

PROCLAMAS Y PROCLAMAS


La proclama que tienen ustedes justo encima de esta línea se puede calificar sin ningún género de dudas de ingenua. No sé si de antinorteamericana (porque, ya se ha dicho muchas veces, aborrecer las políticas de su casta gobernante actual no equivale a renegar del país, ese gigantesco territorio plagado de maravillas que ha parido tantos y tantos genios), o de tendenciosa o de demagógica. Sí, por supuesto, de ingenua. Pero no con la molesta ingenuidad del analista político al uso que sustituye el análisis por la perruna exposición de unas directrices de partido. Con una ingenuidad radical, suicida: como quitarse la ropa ante un tribunal de oposiciones, digamos.

La puesta en contacto con esa parte verdaderamente ingenua de la mente de cada cual, no contaminada de ironía ni sarcasmo, y en muchos casos escondida debajo de capas y más capas de experiencia, es una de las funciones del arte. También, pero con otros objetivos, de la propaganda y del márketing y de los comerciales de multipropiedades, con lo que habrá que llevar cuidado (aplicando más capas) y no dejar entrar a cualquiera. Pero mejor a Liniers abrirle siempre, para que le dé de comer.

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