miércoles, 9 de mayo de 2007

KAFKA, EL ÚLTIMO MOTORISTA


Seguramente será por pura empatía, porque, como ya comenté, yo también soy puro oficinista, y tengo un trabajo muy parecido al suyo (administrativo de una compañía de seguros) o al de Pessoa (agente comercial en inglés y francés, recuerden), pero me ha encantado la semblanza que hace Manuel Vilas en su blog de Franz Kafka y Max Brod. Me gusta mucho tener en común con Kafka la afición a ir en moto. Hay algo universal y telúrico en el insuperable placer de arrancarla tras diez horas de estar encerrado en la oficina y sentir en la cara el aire de la tarde de mayo. Kafka, además, iba de putas y su obra es una de las cumbres absolutas de la literatura universal. Una de tres, menos da una piedra.

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