jueves, 22 de febrero de 2007

MARK STRAND

Uno tiene ya sus años y su montoncito de libros leídos a sus espaldas, y de ahí que sea cada vez más raro encontrar una obra que te vuelva del revés, como te pasaba a los veinte con, pongamos, Gimferrer, o Bukowski, o Jorge Reichmann. Sólo una canción, compilación de poemas de Mark Strand (Pre-Textos, 2004), cayó en mis manos en abril de 2005 y el efecto fue ése: el noqueo total, el agradecimiento, la inmediata absorción para mi propia poesía de todo lo absorbible (que por desgracia, y como suele ocurrir con los genios, no es mucho). Si se me apareciera un genio poético de ésos que no existen y me concediera un deseo, le pediría aprender a escribir como Strand. O una isla en el Caribe. Pero primero le pediría lo de Strand.

El libro está maravillosamente prologado y editado, pero horrorosamente traducido por Eduardo Chirinos. Qué vergüenza que en una edición bilingüe alguien ose traducir If a man claims the poem of another, /his heart shall double in size por Si un hombre se arriesga por el poema de otro, /su corazón crecerá el doble de tamaño. La negrita es mía pero la gamba de Chirinos.

Los poemas de Strand nos transportan a un mundo paralelo y sombrío en que las reglas poéticas y físicas de éste han dejado de regir, aunque todo conserva una coherencia retorcida en la que da un poco de miedo pero que es inevitable adentrarse, como ponerse a estudiar el Libro de las Sombras, por ejemplo. A la luz de un flexo a pilas. Rodeado de algo que estuviese esperando a que la luz se apague. Las formas suelen ser cerradas, y los últimos versos de cada poema suelen desencadenar un escalofrío, al efectuar la brusca conexión entre esa dimensión y la nuestra. No se me malinterprete. No hay nada lovecraftiano en este señor, e incluso podemos asistir a momentos tan luminosos como éste:

Time tells me what I am. I change and I am the same.
I empty myself of my life and my life remains.


Pero creo que el genuino sabor Strand es más bien el que sigue:

THE PREDICTION

THAT night the moon drifted over the pond,
turning the water to milk, and under
the boughs of the trees, the blue trees,
a young woman walked, and for an instant

the future came to her:
rain falling on her husband's grave, rain falling
on the lawns of her children, her own mouth
filling with cold air, strangers moving into her house,

a man in her room writing a poem, the moon drifting into it,
a woman strolling under its trees, thinking of death,
thinking of him thinking of her, and the wind rising
and taking the moon and leaving the paper dark.


(EL VATICINIO: ESA noche la luna flotaba en el estanque,/ cambiando sus aguas por leche,/bajo las ramas de los árboles, los azules árboles,/ una joven caminaba, y en un momento// le ocurrió su futuro:/ lluvia cayendo en la tumba de su esposo, lluvia/ cayendo en el prado de sus hijos, llenando/ su boca de aire helado. Extraños mudándose a su casa,// un hombre en su cuarto escribiendo un poema, la luna flotando en el poema,/ una mujer paseando bajo sus árboles, pensando en la muerte/ pensando en él, pensando en ella, y el viento subiendo/ y llevándose la luna y dejando el papel oscuro.)

1 comentario:

  1. Como siempre, gracias por la referencia (y por la traducción). recuerdo las meteduras de pata de Manuel Machado al traducir a Verlaine y pienso en mi poca versatilidad poliglótica. Pronto referencias para francófilos, ya sabes dónde.

    ResponderEliminar